Con el precio de este material al alza por su escasez tras las sanciones a Rusia, la firma lanza al mercado 67.000 toneladas al año a partir de chatarra reciclada
Ramón Pardo/Castellón Información
Las sanciones económicas impuestas a Rusia por la Unión Europea a raíz de la invasión de Ucrania han propiciado un nuevo repunte de los precios de algunas materias primas, entre ellas el aluminio que ha visto disparado su precio en un 15% en lo que va de año. Unos costes que afecta a la fabricación, entre otros, de los electrodomésticos. España, como otros países europeos, depende de las exportaciones rusas de este material. Sin embargo, también tiene centros de producción. Y uno de ellos está en Segorbe, la Compañía Valenciana de Aluminio Baux, que ocupa a 175 personas y produce 67.000 toneladas al año con bajo coste medioambiental.
La empresa forma parte del Grupo Baux y a partir de agosto contará con un nuevo horno que le permitirá alcanzar una producción de 80.000 toneladas de aluminio al año. Un horno de los de mayor capacidad existentes en Europa, que requiere una inversión de cinco millones de euros. Esta infrae sumará a los dos que tiene activos la planta de Segorbe y que hacen viable la producción de bobinas de aluminio, aplicando el laminado en frío y en caliente. Unos productos que exporta a 12 países.
La compañía usa como materia prima aluminio ya utilizado, dado que es un material que admite varios reciclados. Así anualmente transforma unas 67.000 toneladas de chatarra en otras 50.000 de aluminio. Aplicando la máxima de la economía circular, contribuyendo así a la sostenibilidad ambiental, evitando que latas de aluminio o perfiles de ventanas acaben en los vertederos. En ese contexto, la empresa segorbina como las del resto del Grupo tiene la certificación que le acredita como la productora de aluminio con la menor huella de carbono de Europa.
La emprsa segorbina está integrada en el Grupo Baux que, a su vez, fue adquirido en 2018 por el grupo americano Jupiter Aluminium; tras un proceso de reestructuración acometido por el fondo NK5 que se hizo con el control de la compañía que fundó en 1995 por la familia Serratosa Caturla.