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El CA. UNED de Vila-real abrió el ciclo de Conferencias Blancas con una magistral ponencia de Susan George, en la que analizó como el TTIP (el tratado de Comercio e Inversiones que se negocia entre la UE y EE.UU), se pone por encima de las leyes de los Estados, dotando de poderes extraordinarios a los inversores extranjeros con la finalidad de asegurarles la obtención de beneficio.
Acompañada por los miembros activistas de la Campaña NO al TTIP comarques de Castelló, explicó como el TTIP podrá secuestrar la democracia a través de dos mecanismos: el ISDS, mecanismo de resolución arbitral de conflictos que los inversores esgrimen contra las actuaciones normativas de los Estados receptores de la inversión, y el Consejo de Cooperación Reguladora, órgano transnacional, cuyo fin es armonizar las normas que rigen en los distintos estados parte del tratado.
El primero de ellos (ISDS), permitirá a los inversores extranjeros demandar a los Estados receptores de la inversión ante tribunales arbitrales, constituidos ad hoc por miembros de destacadas firmas internacionales de abogados especializados en temas de inversiones, y que son extraordinariamente caros, pueden llegar a cobrar hasta 3.000 $ la hora. Este tipo de demandas suelen ser ganadas por los inversores transnacionales en un 70% de los casos, y las condenas a los Estados son indemnizaciones millonarias, como el caso de la multinacional sueca de la energía, Vattenfall contra Alemania a la que le ha reclamado 3.700 millones de euros por pérdidas de ganancias. Indemnizaciones que en definitiva pagaremos los contribuyentes con nuestros impuestos.
El segundo mecanismo, el Consejo de Cooperación Reguladora, estaría encargado de supervisar las políticas públicas e impedir que los órganos legislativos elegidos democráticamente por la ciudadanía legislen en contra de los intereses de las multinacionales. Así, los Ayuntamientos verán limitadas su capacidad para la contratación pública, las compras públicas e incluso la elaboración de cualquier norma de protección a las personas y al medio ambiente, ante la amenaza de demandas multimillonarias.
Además, advirtió que el TTIP provocará una importante pérdida de puestos de trabajo para todas las partes afectadas por el tratado, incluyendo a los EE.UU, como ya ha pasado con el NAFTA (Tratado de comercio e inversiones para América del Norte), y en especial, éstas pérdidas se verán reflejadas en la agricultura y en las PYMES.
El TTIP podrá imponer la privatización de los servicios públicos de forma irreversible, gracias a las cláusulas que contiene este tratado, de manera que si en algún municipio se quiere recuperar la gestión, por ejemplo, del agua, esto no sería posible, si algún inversor extranjero pretende quedarse con la concesión. Lo que incrementará la desigualdad y la pobreza.
Pero Susan nos dejó un mensaje lleno de esperanza, porque este tratado se puede parar. Lo único que debemos hacer es informar de lo que es y lo que pretende, para ello es muy importante, por su efectividad, la acción ciudadana como ya lo demostró la iniciativa ciudadana europea contra la aprobación del TTIP y la ratificación del CETA que en un año recogió más de tres millones de firma.
