El Plan Estratégico cuenta, en estos momentos, con una producción de 400 hanegadas de plantas aromáticas, más de 120 hanegadas de caquis y para el año que viene se está planteando la posibilidad de sembrar una cantidad similar en granadas, cultivos de kiwis y aguacates además de otras verduras como lechugas, judías o tomates. El concejal de Agricultura ha indicado que, aunque estas primeras plantaciones de alcachofas son sólo una pequeña muestra, “queremos demostrar que la agricultura es posible, que hay negocio y que tiene futuro” y ha animado a los productores de tierras abandonadas a participar en este proyecto.
El Banco de Tierras de Vila-real “ha pasado de los papeles y deseos a convertirse en un proyecto real, práctico y en funcionamiento”. Con estas palabras el concejal de Agricultura, Emilio M. Obiol, mostraba los primeros cultivos de alcachofas plantadas en un terreno de 10 hanegadas sobre campos abandonados y, anteriormente dedicados, principalmente, al monocultivo de cítricos. “Desde el departamento de Agricultura impulsamos un efecto demostración con la producción de estas primeras alcachofas a las que además les estamos dando una salida” según señalaba el edil. De momento, el primer canal de comercialización es el sector de la restauración local aunque también se está barajando la posibilidad de poder vender las 50 hanegadas que hay ahora mismo destinadas a la producción de fruta y verdura en el mercado de productos locales agrarios que se celebra cada viernes en la plaza Mayor.
“El objetivo final de esta primera iniciativa es que los vecinos puedan pedir en los bares y restaurantes alcachofas, habas, tomates o cualquier tipo de fruta o verdura de Vila-real, sembrada y recogida en los huertos del término”, aseguraba Obiol quien, en este sentido matizaba que “de esta forma crearemos un ciclo económico positivo que revertirá en la economía local ya que las tierras abandonadas serán de nuevo trabajadas y sus frutos podrán ser consumidos por los mismos vila-realenses”.
El proyecto de Banco de Tierras forma parte del Plan Estratégico de Fomento Agrario impulsado por la Comunidad de Regantes de Vila-real que cuenta con el apoyo de los ayuntamientos de Vila-real y Alqueries. “Nuestra intención es que las tierras abandonadas vuelvan a ofrecer sus frutos y den riqueza”, explicaba el presidente de la Comunidad de Regantes de Vila-real, José Pascual Carda quien indicaba que “gracias a esta iniciativa los propietarios que han abandonado sus huertos o están pensando en hacerlo tienen la posibilidad de cederlos en alquiler”.
Un alquiler que, en estos momentos, se está pagando a 60 euros por hanegada al año “un precio que consideramos muy razonable y lógico”, y que, según detallaba el presidente, “el propietario de un campo que podía recibir quejas por el mal estado en que se encontraban sus tierras, ahora tendrá unos huertos limpios y arreglados e incluso podrá recuperar dinero para gastos fijos”.Los otros beneficiados de este novedoso proyecto de banco de tierras son las personas que se hacen cargo del cultivo de las fincas “jóvenes o no tan jóvenes desempleados interesados en trabajar la tierra e invertir su tiempo libre” a los que el presidente de la Comunidad hace un llamamiento para que se incorporen a la iniciativa.
“Además de facilitarles las parcelas contarán con asesoramiento y formación a cargo de los especialistas agrarios del sindicato, el agua de riego y toda la ayuda tanto técnica como comercial que puedan necesitar para hacer rentable la explotación” afirmaba Carda quien considera que se trata de un proyecto que “a todos nos interesa que funcione”.
La iniciativa cuenta ya con la ayuda y colaboración de la Sociedad Gastronómica de Vila-real encargada de dar a conocer a sus clientes y vecinos “las excelencias de las primeras cosechas de Vila-real”. A este respecto y, según el presidente de la Asociación Gastronómica de Vila-real, Ximo Abril “es muy gratificante poder servir en nuestros locales verduras que se han plantado en unos huertos tan próximos al casco urbano y que sabemos que están aquí al lado”. Además Abril considera que también existe en este proyecto una vertiente educativa para dar a conocer a los escolares el trabajo que se hace en el campo y, sobre todo, “para que sepan que las alcachofas no vienen de un supermercado”.