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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

2015 que se va, expectativas para el 2016, que viene.

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Alejandro Moreno. Psicólogo. Educador. Cooperador Internacional.

Acabo de leer las declaraciones de Héctor Folgado sobre los resultados obtenidos por el PP en Vila-real y en el resto de circunscripciones, Castellón, País Valencià y Estado español en las últimas elecciones generales, efectivamente el partido más votado ha sido el suyo y hay que reconocerlo.

A pesar de que muchas gente no nos explicamos por qué hay tantos votantes que siguen depositando su papeleta en favor de la corrupción, la desigualdad, la opresión y la falta de bienestar de la gente que quiere un trabajo y una vida digna. No se entiende, no lo entendemos, pero eso es lo que tenemos. Me ha llamado la atención porque había pensado que saldría haciendo declaraciones ostentosas y llenas de prepotencia imaginativa. Si han obtenido más votos que en las municipales, y eso debería de hacer autocrítica en su persona y en su grupo, porque la gente ahora ha votado a sus siglas las del PP y a la gente de su partido que se presentaba para diputados o diputadas.

La conclusión no debería ser que “estos datos muestran una gran recuperación de los populares en la ciudad ya que respecto a las anteriores elecciones autonómicas, el PP ha obtenido 1.700 votos más en comparación al mes de mayo”. Sus populares en la ciudad deberían pensar mejor en por que esos 1.700 votos no les dieron la confianza a él y a su grupo, eso sería una buena auto-critica. Pero bueno, yo sabía que ellos utilizarían los resultados para auto favorecer su imagen.

Mi conclusión es que no se puede utilizar esos votos para ajustarlos a la conveniencia política y justificar los errores que han cometido. Aún sigue diciendo que los “presupuestos son irreales” y sigue manteniendo su crítica a los gastos protocolarios, de los que ellos mismos se benefician al participar en todos los actos oficiales y no oficiales del Ayuntamiento de Vila-real, listos para cualquier foto, y podría explicarle más de por qué la gente no les dio su apoyo en mayo del 2015.

Con todo esto el año nos ha dejado cambios muy importantes a valorar. Aunque el PP se haya mantenido como el más votado, entre ellos y el PSOE hemos visto como han reducido su influencia bipartidista. Además hemos visto como las confluencias ‘bien avenidas’ han demostrado que el camino para desplazar el bipartidismo es dar espacio a la vida política a personas comprometidas con el cambio político de verdad y primero se demostró en los ayuntamientos más grandes, Barcelona y Madrid.

A pesar de la campaña de desprestigio y la política del miedo se ha podido arrebatar institucionalmente la incidencia del bipartidismo.

Esto podría haber llegado con más fuerza a ayuntamientos grandes del país, como el de Valencia, Alicante y el de Castellón, aunque según mi punto de vista creo falta mayor unidad y mejor confluencia política de ruptura, sin sectarismos ideológicos (lo que no implica renuncia a principios ideológicos y políticos).  Un paso más aún han hecho falta.

Y esto ha tenido sus consecuencias a nivel general. Nos encontramos en un momento en que ninguna fuerza es capaz de formar gobierno. El PP tiene en contra las consecuencias de su nefasta política de estos últimos cuatro años, Tan solo sus descendientes políticos quieren hacerle el juego, eso ya lo sabíamos. Ciudadanos se ampara en querer mejorar lo malo, haciéndose pasar por niños y niñas buenas, y aun así no tienen mayoría (menos mal). PSOE tiene que pagar su historia de políticas neoliberales y es incapaz de encontrar aliados en las opciones del cambio, porque precisamente se está proponiendo no volver a esas políticas de ‘izquierda hipócrita’.

En medio de esta dificultad que tiene el bipartidismo encontramos la alzada nacionalista de derechas que ha puesto al estado en una encrucijada, entre lo que ellos dicen de “quienes quieren romper España y quienes quieren defender un solo País”.  Y aquí entran en juego el papel que cumplen y cumplirán los partidos y grupos legislativos autonómicos, que son garante de la descentralización de las grandes políticas centralistas del bipartidismo. Son los que pueden garantizar que las comunidades autónomas tengan reales ajustes políticos, económicos y financieros para desahogar las economías autonómicas. Aunque exista la disputa entre proyectos de derecha y de rompimiento de políticas neoliberales, un binomio que complica más el espectro político, la lucha entre nacionalismos y proyectos de sistemas (capitalismo u otro sistema, yo lo llamo Socialismo). Todo esto está jugando un gran papel. Todo esto es el resultado del 2015 y es lo que se lleva este año, pero nos deja precisamente esa herencia para el 2016.

La expectativa,  incertidumbre. La muestra, Cataluña. Estamos en el momento de tomar decisiones que conlleven a la transformación. Todos hablan de dialogo. Mi experiencia es que si quieres avanzar en la transformación, negocies un acuerdo que permita romper la norma de siempre, y esto implica que ni el PP ni el PSOE marquen todas las políticas. No podremos acabar de golpe con el Neoliberalismo, para eso hace falta una revolución, como las clásicas y no estamos en condiciones de ello, así es que los dogmas deben quedar apartados y desde nuestra perspectiva ideológica pactar unas nuevas políticas de gobierno.

Unas nuevas leyes que garanticen el bienestar de la población en general, pero sin ambigüedades de esas del interés general o los intereses de España, No. Sino de proteger a personas y colectivos en riesgo de exclusión y en exclusión. De generar políticas que garanticen una renta básica a las familias normales y corrientes. De hacer justa la igualdad, y si pagamos impuestos al 21%, pagamos todos al 21%, o lo bajamos  para todos y todas. Que si ganas millones y eres SICAV, pagues tus impuestos como todos y todas. Jugar al juego del capitalismo tiene sus riesgos, pues que quien juegue a eso que asuma su juego y no se ampare en todos y todas  las que pagamos nuestros impuestos religiosamente.

Crear empleo, subir el mini salario, ajustar los maxi salarios, cerrar las llamadas puertas giratorias y emprender un proceso constitucionalista que garantice la protección de los derechos de todos y todas, y la participación activa en la toma de decisiones de importancia, llámense consultas, referéndum, revocatorios. Cambiar la desigual y desproporcionada ley electoral que aúpa a los grandes y excluye a los pequeños. Acabar con la desigualdad... Acabar con la desigualdad... Acabar con la desigualdad, quizás mis expectativas sean muy grandes, ya veremos.

Que tengáis un buen 2016.