El submarino ha disputado esta competición en cuatro ocasiones, y hay pocos equipos españoles que cuenten con más participaciones en la Champions
Castellón Información
Normalmente son las ciudades con los núcleos poblacionales más grandes las que destacan por ostentar los equipos de fútbol más potentes. El hecho de disponer de una masa social muy amplia ayuda a hacer crecer el equipo, el número de socios y los ingresos económicos adyacentes. Los clubes más potentes del territorio europeo se rigen en su mayoría por estas características, aunque encontramos excepciones ciertamente espectaculares que rompen con esta asociación de que ciudad pequeña es sinónimo de equipo pequeño. Tenemos uno de estos casos en nuestra Liga, hablamos del Villarreal, un club que gracias a su magnífica gestión deportiva se ha convertido en uno de los referentes futbolísticos de la competición.
En los últimos años siempre ha albergado jugadores de características muy interesantes, futbolistas que han acabado militando años después en algunos de los clubes más potentes del contexto internacional. Pero no sólo eso, sino que ha sabido competir de manera excelsa, y ha conseguido también clasificarse para disputar competiciones europeas. Una hazaña que sólo puede afrontar un grupo privilegiado de equipos. Pero el hecho trascendental de los últimos años es que el equipo castellonense ha conseguido clasificarse para disputar la competición más importante de mundo en el ámbito de clubes, hablamos de la Liga de Campeones. La Champions League es una competición espectacular. El drama que se vive en sus partidos no se puede comparar a ninguna otra competición futbolística. Solo hace falta recordar el partido que disputó el Real Madrid contra el Ajax, un choque que nos dejó algunas cifras espectaculares como podemos ver en Oddschecker.
El Villarreal ha disputado esta competición en cuatro ocasiones, y hay pocos equipos españoles que cuenten con más participaciones en la Champions. Lo superan Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Valencia, Athletic Club, Deportivo y Sevilla. Clubes históricamente con presupuestos mucho más elevados, a excepción del club coruñés que también vivió una etapa dorada en la década de los 90.
Lejos de lo que se podría presuponer, su presencia no ha sido meramente testimonial, sino que El Madrigal ha sido siempre un estadio combativo y complicado para los rivales. Pero hoy no queremos hablar de la trayectoria histórica del Villarreal en la Champions, sino que queremos recordar la que fue la mejor temporada de su historia, cuando el equipo logró plantarse en las semifinales de la máxima competición europea. Y no se clasificó para la final por un hecho fatídico que será recordado para siempre por los aficionados del conjunto groguet.
Era el minuto 88 de partido, el estadio se encontraba enmudecido ante el lanzamiento inminente de un penalti que tenía que ejecutar un jugador magistral: Juan Román Riquelme. Si el futbolista conseguía perforar la red, forzaría una prórroga que volvería a reiniciar la eliminatoria. El Villarreal había perdido ante el Arsenal en el partido de ida por un resultado de 1 a 0. El tocopillano erró en el lanzamiento y el equipo inglés se clasificó para la final de París. El rival que le esperaba era nada menos que el FC Barcelona de Ronaldinho, conjunto que finalmente acabaría ganando la competición. Teorizar sobre qué hubiera pasado si el Villarreal se hubiera clasificado es un ejercicio de fútbol-ficción, pero lo que sí es seguro es que eran dos equipos que se conocían a la perfección, lo que hace presuponer que la final habría sido altamente disputada.
El submarino amarillo protagonizó una edición de la Champions inmaculada, haciendo frente a equipos que disponían de un presupuesto mucho más elevado, como es el caso del Manchester United en la fase de grupos, o el Inter de Milán en cuartos de final. Es especialmente memorable el partido que el Villarreal protagonizó el Giuseppe Meazza, ya que a pesar plasmar sobre el césped un juego muy sólido, terminó perdiendo el partido por 2-1. Pero el espíritu competitivo de los Marcos Senna, Riquelme y compañía, dieron la vuelta la situación para clasificar al equipo para las semifinales.
Esta historia demuestra que a veces el talento puede sobreponerse a las situaciones más complicadas, y que una buena gestión deportiva, hecha desde la razón y con perspectiva, puede cambiar la balanza. Y puede conseguir que equipos humildes puedan protagonizar en primera persona la típica historia de David contra Goliat y vencer.