La intervención consiste en colocar de nuevo el estómago en el abdomen y cerrar el hiato esofágico para impedir que la hernia vuelva a producirse
Acidez estomacal, hinchazón, dificultad para tragar, dolor abdominal o falta de aire son algunos de los síntomas de la hernia de hiato, una afección en la cual una porción del estómago se introduce en el tórax a través de una abertura en el diafragma. La hernia de hiato es bastante común; en muchas ocasiones no se acompaña de ningún síntoma y es solamente un hallazgo fortuito. La importancia radica en la presentación de síntomas, y los más comunes son los derivados del reflujo gastro-esofágico.
El tratamiento depende de su severidad. El objetivo del tratamiento es controlar los síntomas, pero en los casos graves, además, hay que evitar las complicaciones derivadas de este reflujo. Según el doctor Antonio Barrasa, cirujano del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, “la cirugía antirreflujo se realiza por laparoscopia, que es una cirugía mínimamente invasiva con 4 o 5 incisiones pequeñas. Con ello se consigue realizar una cirugía con escaso sangrado y de rápida recuperación con una noche de ingreso hospitalario”, comenta el profesional.
Una operación donde se coloca de nuevo el estómago en el abdomen y se cierra el hiato esofágico para impedir que la hernia vuelva a producirse y que, además, permite resolver los problemas de ardor, vómitos y mal aliento con dos horas de intervención. Tal como explica el cirujano “tradicionalmente la cirugía de la hernia de hiato y del reflujo era una indicación reservada para casos graves que consistía en una incisión grande y dolorosa por la dificultad de acceso al hiato en la cirugía abierta; sin embargo, actualmente, el desarrollo de la cirugía laparoscópica y de nuevas anestesias nos permite resolver el problema “. Además, la utilización de la cámara de video facilita la visualización del hiato y, con ello, la realización de la cirugía de una forma más protocolizada y segura.
“Por otro lado, -comenta el especialista-, el tratamiento farmacológico que se daba para tratarla no resulta tan inocuo a largo plazo ya que obliga a mantener dietas y cambios del estilo de vida como dormir con la cabecera de la cama elevada, tener que comer pequeñas cantidades cada poco, evitar alimentos como el tomate, el ajo, el pepino o los fritos y que con la cirugía dejan de ser necesarios”.
Pacientes obesos
Todas aquellas situaciones que supongan un aumento de la presión intraabdominal como la obesidad, embarazo o determinados tipos de ejercicio físico favorecen también esta patología. “Suele afectar más a los pacientes con obesidad, independientemente del género, y esa hernia va aumentando con la edad, y con ello la gravedad de los síntomas. La genética no tiene mucho que ver y los hábitos tóxicos como fumar y beber empeoran los síntomas, pero no causan la hernia ni la agravan”, concluye el doctor Barrasa.