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jueves, 21 de noviembre de 2024 | Última actualización: 19:48

Los expertos aseguran que el tratamiento de la hipertensión podría reducir los casos de ictus un 48%

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A pesar de las evidencias sobre sus beneficios, el control de la tensión arterial continúa siendo bajo. Aproximadamente, el 40% de los hipertensos desconoce que lo es, el 20% de los diagnosticados no está tratado, y la mitad de los que sí lo están no alcanza objetivos terapéuticos de control, asegura la Dra. Belén Moliner, directora médico de Neurorhb, el Servicio de Neurorrehabilitación los Hospitales Vithas Nisa Valencia al Mar y Aguas Vivas. Es más, la hipertensión se considera una enfermedad crónica y, por tanto, requiere un tratamiento permanente. Si no se controla puede tener consecuencias fatales a lo largo de la vida. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en España las enfermedades del sistema circulatorio siguen siendo la primera causa de muerte, y la hipertensión arterial, el factor de riesgo más importante para que se produzca un ictus.

La hipertensión arterial es el factor de riesgo más importante tanto para la isquemia como la hemorragia cerebral, encontrándose en casi el 70% de los pacientes con ictus. Por lo que, como apunta la Dra. Moliner, "con un control adecuado se podría controlar este riesgo prevalente en el 47% en varones y el 39% en mujeres, según hemos podido saber por un estudio realizado casi 29.000 participantes".

La  importancia de los factores de riesgo radica en que su identificación permite establecer estrategias y medidas de control en las personas que todavía no han padecido la enfermedad para prevenirlas y, en las que ya las han presentado, conseguir reducir la mortalidad o las secuelas invalidantes que produce esta patología vascular cerebral.

Por este motivo, existe evidencia suficiente a favor de los beneficios del tratamiento antihipertensivo, puesto que una disminución de la presión arterial (PA) sistólica y diastólica de 6 mm Hg, es capaz de reducir hasta un 48% el riesgo de ictus y, como señalan diferentes estudios, a mayor reducción de la presión se produce una mayor disminución de sufrir un derrame cerebral.

De hecho, concluye la directora médica de Neurorhb, si se realizara un control exhaustivo de los factores de riesgo exógenos como la diabetes, el tabaquismo, el alcoholismo, el colesterol, el sedentarismo o el sobrepeso, su prevalencia se reduciría un 70%.