Los vecinos denuncian que siguen con numerosas zonas inundadas, y que los mosquitos ‘se los comen vivos’
Era un suceso anunciado, pero una vez más no se han tomado las medidas adecuadas para poder frenar la proliferación de los millones de mosquitos que vuelven a criarse en la Marjalería de Castelló.
Los vecinos denuncian que ‘se los comen vivos’. Las últimas lluvias han tenido las consecuencias previstas.
Aunque el invierno fue muy seco, la tromba de agua que cayó en la madrugada del jueves al viernes, 26 de mayo, lo anegó prácticamente todo. Las acequias estaban tan sucias que el agua no corría, y tan llenas que los tornillos de desagüe tardaron hora en ponerse en marcha. Lo mismo ocurrió con el motor de la Molinera, en la zona más baja de la Marjal.
Y la cosa podía haber sido mucho peor si el motor de la Molinera no hubiera estado 40 días en funcionamiento, cuando dio la orden el concejal de Urbanismo, José Luís López, como paso previo para poder actuar sobre el colector central, porque, gracias a eso no se inundaron las viviendas de Senillar, Bovar y Molinera.
Es cierto que las lluvias fueron torrenciales y en muy pocas horas, pero los vecinos de la Marjalería afirman que los servicios municipales no estaban preparados para lo que se les vino encima. Y, como consecuencia de ello, se inundó prácticamente todo, tanto la zona más baja, donde se sufre la rotura del colector central, como en el resto de los entradores, caminos parcelas…
Una situación que se mantuvo durante los días siguientes, mientras las fotografías, las protestas de la zona se multiplicaban en las redes sociales.
Desde entonces ha vuelto a llover. No han sido lluvias torrenciales sino chubascos puntuales, pero cuando llueve sobre mojado…
Y la combinación de suelo inundado y la subida de las temperaturas con la llegada del calor ha sido el mejor caldo de cultivo para que, una vez más los mosquitos serán ahora los reyes de la Marjalería de Castelló.
No ha sido un efecto inmediato. Pero lo que han tardado en eclosionar los huevos de los mosquitos, el efecto ha sido imparable
En estos momentos los vecinos protestan. Indican que no se puede salir al aire libre, los mosquitos son tantos que se encuentran completamente cercados y acaban llenos de picaduras. “Ayer se estaba bien y no había cerca de mi casa, pero hoy, tengo lo menos 40 mosquitos en cada brazo. Nunca había visto nada semejante”
Es cierto, reconocen, que se han realizado algunos vuelos de fumigación, pero solo en zonas despobladas. Esto es así, como que, como ya indicaron los expertos en una reunión mantenido en septiembre con los vecinos, los productos pueden ser cancerígenos y afectarían a las personas. Y también reconocen, que el camión de fumigación de Diputación intenta actuar allí donde puede.
Pero claro, no es suficiente para una zona tan extensa en la que los tratamientos deben realizarse ‘a pie’ y de forma puntual. Porque el otro problema, es que tampoco se puede fumigar sobre acequias en las que se crían especies de alto nivel ecológico.
Los vecinos vuelven a levantarse en pie de guerra y recuerdan que se les prometieron muchas soluciones que ahora, tampoco se han puesto en marcha.
El año pasado en una situación parecida, se pidió la declaración de una alerta sanitaria.
